Criterios
para el diagnóstico
Los medios tras la
representación del TID han dado distintas ideas y entre ellas destacan las que
tienen que ver con su diagnóstico. Pero ¿lo hacen para darle entretenimiento al
espectador o su información es realmente veraz? La respuesta es ambos. En Irene, yo y mi otro yo (2000), filme
protagonizado por Jim Carrey, se retrata la vida de Charlie, un joven que
padece TID, sin embargo en la historia se le diagnóstica con desorden involuntario de personalidad
esquizoide con tendencias narcisistas, mismo que no existe y por tanto se
da una imagen distorsionada que el espectador puede llegar a malinterpretar. Por otro lado en el filme de televisión Sybil (1976) se da a conocer la vida de
una joven con el trastorno disociativo que llega a desarrollar hasta 13
personalidades, este fue un punto de debate que Donald C Goff, instructor del
departamento de psiquiatría de Harvard, esclareció descubriendo que el promedio
de identidades del pasado a casos recientes se ha incrementado de 3 a 12
alters. Por este tipo de acontecimientos es necesario conocer los criterios
para el diagnóstico, mismos que no pueden ser extraídos de fuente más fidedigna
que el DSM-IV y que son:
A. Presencia de dos o más
identidades o estados de personalidad (cada una con un patrón propio y
relativamente persistente de percepción, interacción y concepción del entorno
de sí mismo)
B. Al menos dos de estas
identidades o estados de personalidad controlan de forma recurrente el
comportamiento del individuo.
C. Incapacidad para recordar
información personal importante, que es demasiado amplia para ser explicada por
el olvido ordinario.
D. El trastorno no es debido
a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej. comportamiento
automático o caótico por intoxicación alcohólica) o a una enfermedad médica (p.
ej., crisis parciales complejas)
Si un individuo cumple con
todos estos, entonces puede pasar a ser calificado como un paciente con TID. En
la edición actual del DSM (2013), también se incluye un criterio más que
enuncia: "fenómenos de posesión y síntomas neurológicos funcionales".
Explicaciones
para el trastorno
Manifestación de males como
la esquizofrenia o la psicosis, consecuencia de otros trastornos como el
Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) o el Trastorno Esquizotípico y método de
fuga son algunas de las explicaciones que se le ha atribuido al desarrollo de
TID y son tomadas más bien como excusas, es decir, con estas se ha buscado
evidenciar que el TID no es más que una malsana invención que no debe ser
tomada con formalidad (Nurieta González).
Una de las causas por las
cuales se le ha quitado crédito a esta condición es que partir de la
publicación de Sybil (1973) comenzó lo que se denomina como la fiebre del TID.
Antes de la publicación del libro sólo se habían registrado 50 casos alrededor
del mundo, posterior a su publicación está cifra comenzó a ascender drásticamente
hasta que en 1998 la cantidad llegó a los 40,000 diagnosticados. La notable
incidencia hizo que la APA reconociera el trastorno y lo incluyera en el DSM, a
pesar de esto muchas dudas continuaron surgiendo con el tiempo pues todo lo
ocurrido daba la impresión de que el TID se comenzaba a tornar en una moda.
(Beatriz Vera, 2006)
La raíz del trastorno está
estrechamente relacionada con la infancia, en esta etapa el paciente es víctima
de un trauma que en la mayoría de los casos se comprobó que se trata de un
abuso sexual (Journal of Trauma and Dissociation, 2011). A partir de este
momento la mente se ve afectada de tal manera que busca un método de defensa
para romper cualquier conexión que lo
pueda conducir a tal acontecimiento. La personalidad comienza a sufrir
cambios y como consecuencia se fragmenta, es como si se tratará de un
rompecabezas que tiene dispersas y desconocidas muchas de sus piezas. El que
padece la disociación muchas veces llega a ser consciente de que hay momentos
en los cuales se siente como si no fuera el mismo pero no tiene conocimiento de
las personalidades que llegan a poseerlo. Por tanto un paso clave para comenzar a tratarlo es que
paulatinamente comience a tener contacto con cada una de esas manifestaciones
para así poder llegar a una integración y descubrir cuál fue el hecho que
desencadeno todo su desequilibrio.
Tratamiento
El tratamiento del TID es un
rubro en el que son bien recibidas las propuestas, pues a pesar de que ya existen alternativas
algunas no podrían ser del todo funcionales al haber sido creadas a partir de
la idea de que el TID tiene alguna similitud con la esquizofrenia.
Esta ha sido una confusión
eterna con origen en la concepción que la sociedad se ha creado a partir de lo
que ve, lee y escucha acerca de cada una de las condiciones. Si existiera una
educación por indagar más a fondo en lugares que ofrezcan información precisa y
aprobada y no solo quedarse con lo que la pantalla y los rumores nos dan, otra
sería la historia. Llegando hasta este punto es puntual hacer de dominio
público que la esquizofrenia y el TID son trastornos completamente distintos,
el primero se trata de uno psicótico mientras que el segundo es uno de tipo
disociativo. La esquizofrenia aleja al paciente de su realidad y el TID por su
parte no afecta la relación con ella. El desdoblamiento de personalidad en el
TID ocurre de manera interna, es decir quien lo padece crea a sus alters a
partir de interacciones conflictivas en su propia mente, en la esquizofrenia
este fenómeno se aprecia de manera externa ya que las voces que se llegan a
manifestar provienen del exterior y por tanto se trata de alucinaciones y no de
fragmentos de la personalidad.
Al tratarse de piezas mal
ubicadas lo que se busca en los tratamientos es ir acomodando y reconociendo
poco a poco cada una de ellas para que así la finalidad sea formar una imagen
completa. El tratamiento consta de 3
fases:
- Fase 1: Establecer seguridad, estabilidad y
una reducción de síntomas
- Fase 2: Confrontación, superación e
integración de recuerdos traumáticos
- Fase 3: Integración y rehabilitación
Y no simplemente se
trata de medicar o eliminar a las personalidades como lo sugiere la cinta Identidad (2013), otro ejemplo de que se
ha maleducado. Existen diversas variantes de tratamientos entre los que
destacan el ambulatorio, la hospitalización, la terapia de grupo y la hipnosis.